Por Jeannery Alcántara de Wilson. Junio, 2010
A menudo escuchamos gente (e incluso niños y adolescentes) decir “no quiero ir al psicólogo porque yo no estoy loco(a)”, por lo que resulta necesario aclarar las diferencias y dejar claro que ambos profesionales de la Salud Mental trabajan en coordinación como un equipo, en busca de prevenir, evaluar y/o curar las enfermedades mentales.
Básicamente podemos decir que hay una diferencia en la formación profesional de cada uno: el psiquiatra es un médico que hizo como especialidad la Psiquiatría; el psicólogo es un licenciado en Psicología, que además de la licenciatura probablemente haya cursado una especialidad o una maestría en un área de la Psicología como puede ser Clínica, Industrial, Escolar, etc. Normalmente al psicólogo(a) clínico(a) es a quien confunden con el o la psiquiatra, ya es quien coincide en el campo de acción, pues el psicólogo escolar o industrial tiene áreas “más definidas” o su campo de acción está más delimitado, que del clínico.
Otra gran diferencia es con respecto al tratamiento o intervención: los psiquiatras, como médicos que son, utilizarán, dependiendo el caso, los medicamentos o lo que es lo mismo, la farmacoterapia; en cambio, los psicólogos que se dedican al área Clínica dependen casi exclusivamente de lo que es la Psicoterapia, que consiste en el manejo de los conflictos y problemáticas humanas a través del diálogo principalmente y de otras técnicas específicas creadas con el fin de modificar pensamientos irracionales, conductas inapropiadas, etc.
El uso de pruebas o test psicométricos es propio del profesional de la psicología, sin importar el área, es otra de la tareas que lo distinguen del psiquiatra. Dichas pruebas buscan medir desde los niveles de inteligencia, perfiles de personales, autoestima, etc., hasta las actitudes e intereses vocacionales de las personas. Es frecuente que el psiquiatra refiera al cliente al psicólogo para ser evaluados mediante pruebas y escalas diseñadas según se requiera.
Es importante destacar que las enfermedades o más bien, trastornos mentales están definidos claramente y aparecen clasificados en lo que se conoce como DSM o Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales. Dichos trastornos pueden ir desde el insomnio, las fobias, retraso mental, enuresis, hasta trastornos sexuales, del estado del ánimo , trastornos psicóticos y esquizofrenia. Lo que quiere decir que todos son del campo de acción de ambos profesionales, lo que determinará adónde acudir es quizás, la fase en que se encuentre el trastorno y la gravedad del mismo, además de las particularidades de cada profesional, pues un psiquiatra puede ser psicólogo al mismo tiempo o terapeuta familiar, por ejemplo. Para ilustrar, un paciente con un trastorno del estado del ánimo (depresión por ejemplo), puede ser atendido por el psiquiatra y el psicólogo en conjunto, o por uno de los dos, y en algunos casos, por el neurólogo. Lo importante es que la persona reciba el tratamiento ya sea farmacológico y/o psicoterapeútico según requiera la situación.
Asimismo, podemos agregar que dificultades menores, tales como conflictos personales, de interrelación, etc. y que no requieren medicación, pueden ser tratados por los psicólogos y terapeutas especializados tales como terapeuta sexual, familiar, de pareja, etc.
A menudo escuchamos gente (e incluso niños y adolescentes) decir “no quiero ir al psicólogo porque yo no estoy loco(a)”, por lo que resulta necesario aclarar las diferencias y dejar claro que ambos profesionales de la Salud Mental trabajan en coordinación como un equipo, en busca de prevenir, evaluar y/o curar las enfermedades mentales.
Básicamente podemos decir que hay una diferencia en la formación profesional de cada uno: el psiquiatra es un médico que hizo como especialidad la Psiquiatría; el psicólogo es un licenciado en Psicología, que además de la licenciatura probablemente haya cursado una especialidad o una maestría en un área de la Psicología como puede ser Clínica, Industrial, Escolar, etc. Normalmente al psicólogo(a) clínico(a) es a quien confunden con el o la psiquiatra, ya es quien coincide en el campo de acción, pues el psicólogo escolar o industrial tiene áreas “más definidas” o su campo de acción está más delimitado, que del clínico.
Otra gran diferencia es con respecto al tratamiento o intervención: los psiquiatras, como médicos que son, utilizarán, dependiendo el caso, los medicamentos o lo que es lo mismo, la farmacoterapia; en cambio, los psicólogos que se dedican al área Clínica dependen casi exclusivamente de lo que es la Psicoterapia, que consiste en el manejo de los conflictos y problemáticas humanas a través del diálogo principalmente y de otras técnicas específicas creadas con el fin de modificar pensamientos irracionales, conductas inapropiadas, etc.
El uso de pruebas o test psicométricos es propio del profesional de la psicología, sin importar el área, es otra de la tareas que lo distinguen del psiquiatra. Dichas pruebas buscan medir desde los niveles de inteligencia, perfiles de personales, autoestima, etc., hasta las actitudes e intereses vocacionales de las personas. Es frecuente que el psiquiatra refiera al cliente al psicólogo para ser evaluados mediante pruebas y escalas diseñadas según se requiera.
Es importante destacar que las enfermedades o más bien, trastornos mentales están definidos claramente y aparecen clasificados en lo que se conoce como DSM o Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales. Dichos trastornos pueden ir desde el insomnio, las fobias, retraso mental, enuresis, hasta trastornos sexuales, del estado del ánimo , trastornos psicóticos y esquizofrenia. Lo que quiere decir que todos son del campo de acción de ambos profesionales, lo que determinará adónde acudir es quizás, la fase en que se encuentre el trastorno y la gravedad del mismo, además de las particularidades de cada profesional, pues un psiquiatra puede ser psicólogo al mismo tiempo o terapeuta familiar, por ejemplo. Para ilustrar, un paciente con un trastorno del estado del ánimo (depresión por ejemplo), puede ser atendido por el psiquiatra y el psicólogo en conjunto, o por uno de los dos, y en algunos casos, por el neurólogo. Lo importante es que la persona reciba el tratamiento ya sea farmacológico y/o psicoterapeútico según requiera la situación.
Asimismo, podemos agregar que dificultades menores, tales como conflictos personales, de interrelación, etc. y que no requieren medicación, pueden ser tratados por los psicólogos y terapeutas especializados tales como terapeuta sexual, familiar, de pareja, etc.
1 comentario:
Muy interesante artículo, la felicito
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