Lic. Wendy De La Cruz
La mayoría de las personas acude al psicólogo o a la psicóloga cuando siente que ya no puede controlar la situación en la que se encuentra, ya sea un problema personal, familiar o laboral, esta experiencia no es para todos/as igual. Algunas personas encuentran chocante o curioso el hecho de tan solo escuchar comentar a alguien que está recibiendo ayuda psicológica. Otras personas al sugerirles que deben buscar ayuda psicológica se muestran resistentes o reaccionan negativamente dando diversas explicaciones.
En primer lugar queremos discutir aquí cuán verdaderos pueden ser estos argumentos y luego explicar algunas razones concretas que deben llevar a la búsqueda de ayuda psicológica en niños, adolescentes y adultos.
En varias ocasiones hemos escuchado la siguiente afirmación “yo no estoy loco /a para tener que ir al psicologo/a” nada más lejos de la realidad. Las personas que acuden al psicologo o a la psicologa no están locos, ni nada que se le parezca. En el argot popular, se utiliza la palabra “loco” para describir a una persona que no tiene contacto con la realidad. La gente busca ayuda psicológica porque tiene dificultades que no logra solucionar de manera exitosa. Son comunes los problemas de pareja, conflictos familiares, dificultades en el empleo o los estudios y el deseo de tener una autoestima más sólida. Algunas personas acuden porque no han podido aceptar adversidades pasadas como rechazos amorosos o algún evento traumático ocurrido en la niñez. En otras palabras, son gente como usted o como yo, que no han podido lidiar de manera exitosa las vicisitudes de la vida. En terapia se buscan alternativas que el paciente no había considerado o no sabía utilizar. Por lo tanto, ir a terapia no es hablar de locura sino más bien buscar la forma de llegar a obtener salud mental y emocional. Estudios clínicos han demostrado que la psicoterapia es una estrategia poderosa de cambio para mucha gente.
Otro argumento utilizado más bien en personas del sexo masculino es que buscar ayuda psicológica implica admitir que se es débil y que no será digno de respeto de los demás. Nada más equivocado. Este es el reflejo de nuestra cultura predominantemente machista cuyos mitos representan la idea de que los hombres son fuertes, no pueden sufrir miedos, tristezas o que no se pueden equivocar o dejarse guiar. Como podemos ver es esto una grandísima mentira ya que los hombres al igual que nosotras las mujeres tienen sentimientos y emociones. Como seres humanos las experiencias negativas o traumáticas pueden doler mucho y hacerles sentir solos, perdidos o angustiados. Es importante proceder sabiamente y reconocer que se es un ser humano y se necesita ayuda profesional para fortalecerse y seguir adelante descubriendo lo mejor de sí mismo.
Otra explicación o excusa que se utiliza con frecuencia es pensar que los eventos ocurrieron cuando se era niño o niña, con el paso del tiempo se les resta importancia o que anteriormente se actuaba de tal o cual manera y los mayores de hoy no sufrieron traumas. Es cierto que hay niños que tienen la capacidad de superar fácilmente ciertas adversidades de la vida, pero no todos somos iguales, la niñez es una etapa durante la cuál la persona es muy vulnerable a las adversidades y estas pueden influir seriamente en la personalidad y en la visión de la vida. El dejarlo todo al tiempo no ayuda a mucha gente a superar sus problemas. Al contrario, les hace perpetuar y magnificar el dolor. Es preciso darse cuenta de que buscar ayuda psicológica es abrirse paso y descubrir nuevos senderos hacia el crecimiento y bienestar personal, es luchar por obtener una mejor calidad de vida.
En el caso de los adolescentes, son los que más resistencia hacen a la terapia, quizás porque esto puede significar para ellos/as el establecimiento de una norma más. En esta etapa es difícil para ellos/as lidiar con la búsqueda de independencia y las normas establecidas por sus padres, los cuales pierden poco a poco la calma. Es importante que los padres aprendan a aceptar los cambios que sus hijos/as van sufriendo y que los hijos/as se sientan comprendidos y no rechazados/as. Esto no siempre se consigue y en ocasiones tanto los padres como los hijos/as necesitan orientación y apoyo. En cuanto a los problemas de conducta de los y las jóvenes es muy importante consultar a tiempo, antes de que los comportamientos inadecuados se hagan más complejos y se generen conductas más difíciles de modificar.
En el caso de las dificultades de aprendizaje, la detección y el tratamiento oportuno de los mismos hace la vida más fácil a padres, alumnos y profesores. El fracaso en la lectura o la escritura puede tronchar otras actividades comunes de la vida. Es vital que se evalúe de donde provienen esas dificultades para poder manejarlas con las herramientas y medios necesarios. No se logrará nada con presionar al niño/a amenazarle u obligarle a que trabaje el doble. Es muy importante saber si el niño no quiere, no puede o necesita una pequeña o gran ayuda, si está pasando por un momento difícil, o tienen problemas con los compañeros o profesores existe una serie de motivos que pueden estar afectando el desenvolvimiento normal de un niño/a en la escuela. Cuanto antes se diagnostique las dificultades en estas áreas más pronto el niño/a podrá afrontar los aprendizajes posteriores.
En cuanto a los problemas emocionales en los niños/as podríamos pensar que algunos problemas no son importantes por el hecho de que todos hemos pasado por algo semejante y seguimos adelante. Pero, como dije anteriormente, no todos los niños pueden ser capaces de manejar con éxito sus vicisitudes, ni tienen las mismas estrategias. Muchas veces sufren en silencio o se sienten mal y se comportan en consecuencia sin saber que es lo que les está pasando. No siempre que existe un problema se tiene la suerte de saber cuál es.
En cuanto a los adultos muchos acuden a consulta cuando han fracasado todos los intentos que ellos mismos han hecho mejorar, esto puede ser bueno para la terapia porque implica que la persona tiene muchas ganas de mejorar y realmente esta convencido/a de lo que quiere. Otras personas acuden porque se han sentido obligadas, en estos casos la terapia puede ser más compleja, pero a medida que se van poniendo en práctica las técnicas terapéuticas, el paciente mejora y se siente con más fuerza para seguir colaborando. No hay que tener miedo a consultar por pensar que eso que nos preocupa no es verdaderamente importante, lo que para unos es grave, para otros son aspectos de la vida con los que hay que convivir y que no se pueden cambiar. Lo importante es lo que vive que cada uno/a y la necesidad que cada persona tiene de sentirse mejor.
En primer lugar queremos discutir aquí cuán verdaderos pueden ser estos argumentos y luego explicar algunas razones concretas que deben llevar a la búsqueda de ayuda psicológica en niños, adolescentes y adultos.
En varias ocasiones hemos escuchado la siguiente afirmación “yo no estoy loco /a para tener que ir al psicologo/a” nada más lejos de la realidad. Las personas que acuden al psicologo o a la psicologa no están locos, ni nada que se le parezca. En el argot popular, se utiliza la palabra “loco” para describir a una persona que no tiene contacto con la realidad. La gente busca ayuda psicológica porque tiene dificultades que no logra solucionar de manera exitosa. Son comunes los problemas de pareja, conflictos familiares, dificultades en el empleo o los estudios y el deseo de tener una autoestima más sólida. Algunas personas acuden porque no han podido aceptar adversidades pasadas como rechazos amorosos o algún evento traumático ocurrido en la niñez. En otras palabras, son gente como usted o como yo, que no han podido lidiar de manera exitosa las vicisitudes de la vida. En terapia se buscan alternativas que el paciente no había considerado o no sabía utilizar. Por lo tanto, ir a terapia no es hablar de locura sino más bien buscar la forma de llegar a obtener salud mental y emocional. Estudios clínicos han demostrado que la psicoterapia es una estrategia poderosa de cambio para mucha gente.
Otro argumento utilizado más bien en personas del sexo masculino es que buscar ayuda psicológica implica admitir que se es débil y que no será digno de respeto de los demás. Nada más equivocado. Este es el reflejo de nuestra cultura predominantemente machista cuyos mitos representan la idea de que los hombres son fuertes, no pueden sufrir miedos, tristezas o que no se pueden equivocar o dejarse guiar. Como podemos ver es esto una grandísima mentira ya que los hombres al igual que nosotras las mujeres tienen sentimientos y emociones. Como seres humanos las experiencias negativas o traumáticas pueden doler mucho y hacerles sentir solos, perdidos o angustiados. Es importante proceder sabiamente y reconocer que se es un ser humano y se necesita ayuda profesional para fortalecerse y seguir adelante descubriendo lo mejor de sí mismo.
Otra explicación o excusa que se utiliza con frecuencia es pensar que los eventos ocurrieron cuando se era niño o niña, con el paso del tiempo se les resta importancia o que anteriormente se actuaba de tal o cual manera y los mayores de hoy no sufrieron traumas. Es cierto que hay niños que tienen la capacidad de superar fácilmente ciertas adversidades de la vida, pero no todos somos iguales, la niñez es una etapa durante la cuál la persona es muy vulnerable a las adversidades y estas pueden influir seriamente en la personalidad y en la visión de la vida. El dejarlo todo al tiempo no ayuda a mucha gente a superar sus problemas. Al contrario, les hace perpetuar y magnificar el dolor. Es preciso darse cuenta de que buscar ayuda psicológica es abrirse paso y descubrir nuevos senderos hacia el crecimiento y bienestar personal, es luchar por obtener una mejor calidad de vida.
En el caso de los adolescentes, son los que más resistencia hacen a la terapia, quizás porque esto puede significar para ellos/as el establecimiento de una norma más. En esta etapa es difícil para ellos/as lidiar con la búsqueda de independencia y las normas establecidas por sus padres, los cuales pierden poco a poco la calma. Es importante que los padres aprendan a aceptar los cambios que sus hijos/as van sufriendo y que los hijos/as se sientan comprendidos y no rechazados/as. Esto no siempre se consigue y en ocasiones tanto los padres como los hijos/as necesitan orientación y apoyo. En cuanto a los problemas de conducta de los y las jóvenes es muy importante consultar a tiempo, antes de que los comportamientos inadecuados se hagan más complejos y se generen conductas más difíciles de modificar.
En el caso de las dificultades de aprendizaje, la detección y el tratamiento oportuno de los mismos hace la vida más fácil a padres, alumnos y profesores. El fracaso en la lectura o la escritura puede tronchar otras actividades comunes de la vida. Es vital que se evalúe de donde provienen esas dificultades para poder manejarlas con las herramientas y medios necesarios. No se logrará nada con presionar al niño/a amenazarle u obligarle a que trabaje el doble. Es muy importante saber si el niño no quiere, no puede o necesita una pequeña o gran ayuda, si está pasando por un momento difícil, o tienen problemas con los compañeros o profesores existe una serie de motivos que pueden estar afectando el desenvolvimiento normal de un niño/a en la escuela. Cuanto antes se diagnostique las dificultades en estas áreas más pronto el niño/a podrá afrontar los aprendizajes posteriores.
En cuanto a los problemas emocionales en los niños/as podríamos pensar que algunos problemas no son importantes por el hecho de que todos hemos pasado por algo semejante y seguimos adelante. Pero, como dije anteriormente, no todos los niños pueden ser capaces de manejar con éxito sus vicisitudes, ni tienen las mismas estrategias. Muchas veces sufren en silencio o se sienten mal y se comportan en consecuencia sin saber que es lo que les está pasando. No siempre que existe un problema se tiene la suerte de saber cuál es.
En cuanto a los adultos muchos acuden a consulta cuando han fracasado todos los intentos que ellos mismos han hecho mejorar, esto puede ser bueno para la terapia porque implica que la persona tiene muchas ganas de mejorar y realmente esta convencido/a de lo que quiere. Otras personas acuden porque se han sentido obligadas, en estos casos la terapia puede ser más compleja, pero a medida que se van poniendo en práctica las técnicas terapéuticas, el paciente mejora y se siente con más fuerza para seguir colaborando. No hay que tener miedo a consultar por pensar que eso que nos preocupa no es verdaderamente importante, lo que para unos es grave, para otros son aspectos de la vida con los que hay que convivir y que no se pueden cambiar. Lo importante es lo que vive que cada uno/a y la necesidad que cada persona tiene de sentirse mejor.
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