sábado, 4 de septiembre de 2010

LA VOCACIÓN, LA ELECCIÓN DE LA CARRERA Y EL PAPEL DE LOS ORIENTADORES EDUCATIVOS

Wendy De La Cruz
Psicóloga Clínica

¿Qué quiero ser?, ¿A qué me quiero dedicar? ¿Qué me gustaría estudiar? Estas preguntas son frecuentemente difíciles de contestar para los jóvenes. Hoy en día no es tan fácil elegir una carrera, en la toma de esta decisión muchas veces pesa más el nivel de ingresos que puede prometer la carrera u oficio, la demanda y oferta existente en el momento, el estatus que pueda proporcionar, la duración de la misma y las posibilidades para estudiar. Por otro lado ha ampliado la cantidad de carreras y ocupaciones a elegir, las opciones y oportunidades pueden ser ilimitadas. Envueltos en un mundo laboral ya estructurado, en un entorno económico inseguro, los estudiantes deben enfrentarse a un proceso confuso en el que la mayoría de las veces la información es difícil de comprender y utilizar.

Algunos autores opinan que la vocación es más una decisión racional que un llamado sobrenatural y que es bueno conocerse uno mismo antes de elegir. Se puede decir que una persona ha elegido bien su carrera cuando encuentra un enlace perfecto entre el concepto de sí mismo y la carrera elegida. Lo que la persona “siempre quiso ser” guarda una estrecha relación con aquello para lo que ella piensa que es buena, o con aquello que hace bien. Cuando la elección que se hace no está acorde con el concepto de sí mismo pueden surgir múltiples conflictos que repercuten en la calidad de vida del individuo.

El papel del orientador escolar es un complemento importante a la hora de seleccionar la carrera porque su objetivo es precisamente proporcionar todas las orientaciones al alumno de manera que se le facilite adquirir los conocimientos y capacidades necesarios para la toma de decisiones. El/la orientador/a estudia el proceso de cómo los alumnos/as toman decisiones, como afrontan habitualmente las situaciones en las que han de tomar decisiones en relación con sus estudios y su vida profesional y qué sesgos hay en su forma de representarse las distintas situaciones de elección y sus implicaciones para el futuro.

En estas decisiones que toman los alumnos/as y que repercuten en su futuro académico y profesional influyen tres aspectos de gran importancia: La representación y la valoración que los/as alumnos/as hacen de sí mismos, de la oferta educativa y del mundo profesional y las estrategias que usa para tomar decisiones. En este sentido, constituye un objetivo fundamental de la orientación vocacional, la implementación de estrategias que permitan el desarrollo de la madurez vocacional.

El concepto de madurez vocacional se refiere a que tan adecuados los conocimientos que el sujeto tiene de sí mismo/a, del entorno profesional y académico, cuál es el grado y que tan adecuada es su forma de valorarse, de valorar el entorno educativo y el mundo del trabajo, así como las estrategias que utiliza para tomar decisiones. En este sentido las actividades de orientación vocacional están dirigidas a conseguir que el alumno/as desarrollen una conceptualización realista y positiva de sus capacidades, un conocimiento adecuado de sus propias motivaciones e intereses, de la oferta educativa y el abanico de posibilidades profesionales, a que los alumnos/as aprendan a prever las implicaciones que una decisión puede tener a corto y a largo plazo, que adquieran pautas de reflexión crítica, esto es creer en la posibilidad de cambiar en alguna medida las condiciones que constituyen un obstáculo para su desarrollo y controlar así su propio futuro y finalmente a que puedan adquirir actuación autónoma y estrategias específicas de decisión.

El papel de un orientador vocacional será, entonces, el de ayudar al joven a conocerse a sí mismo es decir, que pueda identificar sus capacidades y adquirir herramientas que le permitan aprender a resolver sus problemáticas, así como visualizar la posibilidad de articulación entre diferentes formaciones. Aprender a elegir con responsabilidad, es una tarea que deben aprender los/as jóvenes a lo largo de su vida laboral y social.


Fuentes Bibliográficas:
http://www.yoinfluyo.com/index2.php?option=com_content&do_pdf=1&id=1580
comentarios@yoinfluyo.com
http://www.universia.com.ar/orientacion-vocacional/por-donde-pasa-hoy-la-eleccion-de-una-carrera.htm
Orientación Educativa, Alonso Tapia 19.

martes, 3 de agosto de 2010

¿Porque correr riesgos es emocionante para los/as adolescentes?

Cada día escuchamos como las noticias nos hablan sobre el incremento de la delincuencia, la violencia y el uso de sustancias narcóticas en jóvenes dominicanos/as, problemáticas estas que constituyen el malestar de la vida moderna. Hace unos días estuve visitando algunas provincias de nuestro país y pude observar con tristeza el cambio que han dado, por ejemplo, las actividades que se desarrollan en los parques, ya no son lugares ideales para la recreación sana, sino más bien zonas propiciadas para toda clase de actividades en detrimento de lo anterior, allí usted se encuentra con adolescentes de 13 años en adelante consumiendo bebidas alcohólicas o los ve pasar una y otra vez, a toda velocidad en una moderna motocicleta, muchos de ellos acompañados por una joven mas o menos de la misma edad.

Las estadísticas nos muestran como crece en la población juvenil y adolescente el número de personas con Infecciones de Transmisión Sexual, embarazos no deseados, infección por VIH, abortos, deserción escolar, drogas y delincuencia. La conducta de riesgo en los/as adolescentes, convierte este grupo en uno de los de mayor vulnerabilidad ante estas situaciones. ¿Por qué tantos adolescentes manifiestan conductas de riesgo que ponen en peligro su salud y hasta su vida?

El periodo de la adolescencia se considera en sí mismo un periodo de riesgo, pues en este suceden constantes cambios tanto en el desarrollo físico, psíquico y social del adolescente, como en el marco familiar en que éste se desenvuelve. En el proceso de socialización, los adolescentes incorporan desde la familia y su contexto social valores, creencias, actitudes, aprendizajes y experiencias afectivas que van construyendo su personalidad y que influyen en las conductas o comportamientos emitidos.

Existen factores sociales e individuales, que varían de una persona a otra, que originan o influyen en estas conductas de riesgo en los/as adolescentes y que no necesariamente constituyen la causa de las mismas. La historia personal, las formas de afrontamiento a las situaciones, el grado de capacidad y flexibilidad cognitiva para la resolución de problemas, las oportunidades que ofrece el medio y su nivel de integración al mismo etc...
Uno de los factores de riesgo más influyentes en esta etapa es precisamente la conducta de riesgo propia de la adolescencia. Los/as adolescentes no siempre perciben el riesgo como tal, tienden ha ser egocéntricos, en su imaginación no se perciben expuestos a ningún riesgo, por esta razón actúan como si la realidad no importara o no existiera, se sienten diferentes, especiales y mejores que los/as demás.
Por otro lado, no siempre las conductas de riesgo son negativas, pues en cierta medida permiten desarrollar habilidades necesarias para lograr pasar con éxito a la etapa adulta, les permiten cuestionar normas, valores vigentes, aprender a afrontar situaciones de ansiedad y frustración.
Cuando el comportamiento del adolescente le coloca en una situación de riesgo, es decir, le lleva a poner en riesgo su salud o su vida, afecta su integridad o pone en juego la vida de otros, estamos frente a una conducta de riesgo.
El papel de la sociedad no es menos importante en todo este proceso, la familia, los grupos de pares, los medios de comunicación, el contexto sociocultural en el que se vive constituyen factores de gran influencia. La rapidez con que se lleva la vida hoy en día lacera fuertemente las relaciones en la familia, algunos padres y madres preocupados/as por lograr una estabilidad económica que brinde oportunidades de desarrollo y educación adecuada a sus hijos sacrifican con frecuencia el tiempo de calidad que dedican a la familia, otros simplemente, no se enteran de la gran responsabilidad que tienen a su cargo.

La sobreprotección puede generar ansiedad por sentimientos de culpa y cuando se da de manera autoritaria, rebeldía y desobediencia. La crianza basada en imposiciones y autoritarismo tampoco es la más adecuada pues cuando se limita el desarrollo de la independencia, igualmente se afecta la personalidad y se pueden estar generando en el/la adolescente respuestas como enfrentamientos con la figura autoritaria y pérdida de la comunicación con los padres. La permisividad restringe la visión clara de límites favoreciendo conductas inadecuadas. La violencia física y verbal provoca fuertes daños a la autoestima y puede vedar en gran medida la comunicación familiar. Un ambiente familiar que no proporcione manifestaciones adecuadas de afecto, que ofrezca frecuentes regaños inmotivados, amenazas o castigos, en donde no se respete la privacidad de cada persona constituye un factor de riesgo. Lo mismo sucede con el tema de la sexualidad cuando no se proporcionan las informaciones adecuadas debido a la existencia de prejuicios, creencias, mitos y tabúes queda limitada la comunicación en este sentido y los/as adolescentes pueden verse obligados/as a buscar informaciones o a inventar sus propias respuestas formándose al respecto juicios erróneos.

En cuanto a los medios de comunicación, cada día sale un nuevo anuncio en la TV. o una nueva canción, con mensajes que lejos de formar, deforman y descalifican los antiguos valores y normas establecidos por nuestros antecesores que, quiérase o no sí tuvieron sus puntos positivos, no es menos cierto que las oportunidades que ofrece los avances de la tecnología por medio del Internet, los celulares etc. pueden convertirse en amenazas si no se utilizan adecuadamente.

La familia es la base para la construcción de las fortalezas necesarias y suficientes para poder crear un individuo íntegro, sano, crítico de sí mismo y de las situaciones que le acontecen, capaz de transformar su realidad para su beneficio y el de los demás, las experiencias que se viven en ella, afectan el desarrollo de la personalidad e influyen en la toma de decisiones en la vida. Un soporte familiar adecuado facilita la solución a los problemas y brinda mayor oportunidad de superación y crecimiento personal, muchos jóvenes al no contar con estos instrumentos y fortalezas, se dejan llevar por las influencias del medio, hacen elecciones equivocadas, manifestando conductas que les pueden causar serias consecuencias en su vida, en su futuro. Cuando no se tienen claras las cualidades y limitaciones que como seres humanos todos/as tenemos es difícil proponernos un plan de vida, una meta y mucho más difícil es cumplirla.

Lic. Wendy De La Cruz

domingo, 27 de junio de 2010

PSICOLOGO O PSIQUIATRA: ¿CUÁL ES LA DIFERENCIA?


Por Jeannery Alcántara de Wilson. Junio, 2010

A menudo escuchamos gente (e incluso niños y adolescentes) decir “no quiero ir al psicólogo porque yo no estoy loco(a)”, por lo que resulta necesario aclarar las diferencias y dejar claro que ambos profesionales de la Salud Mental trabajan en coordinación como un equipo, en busca de prevenir, evaluar y/o curar las enfermedades mentales.

Básicamente podemos decir que hay una diferencia en la formación profesional de cada uno: el psiquiatra es un médico que hizo como especialidad la Psiquiatría; el psicólogo es un licenciado en Psicología, que además de la licenciatura probablemente haya cursado una especialidad o una maestría en un área de la Psicología como puede ser Clínica, Industrial, Escolar, etc. Normalmente al psicólogo(a) clínico(a) es a quien confunden con el o la psiquiatra, ya es quien coincide en el campo de acción, pues el psicólogo escolar o industrial tiene áreas “más definidas” o su campo de acción está más delimitado, que del clínico.

Otra gran diferencia es con respecto al tratamiento o intervención: los psiquiatras, como médicos que son, utilizarán, dependiendo el caso, los medicamentos o lo que es lo mismo, la farmacoterapia; en cambio, los psicólogos que se dedican al área Clínica dependen casi exclusivamente de lo que es la Psicoterapia, que consiste en el manejo de los conflictos y problemáticas humanas a través del diálogo principalmente y de otras técnicas específicas creadas con el fin de modificar pensamientos irracionales, conductas inapropiadas, etc.

El uso de pruebas o test psicométricos es propio del profesional de la psicología, sin importar el área, es otra de la tareas que lo distinguen del psiquiatra. Dichas pruebas buscan medir desde los niveles de inteligencia, perfiles de personales, autoestima, etc., hasta las actitudes e intereses vocacionales de las personas. Es frecuente que el psiquiatra refiera al cliente al psicólogo para ser evaluados mediante pruebas y escalas diseñadas según se requiera.

Es importante destacar que las enfermedades o más bien, trastornos mentales están definidos claramente y aparecen clasificados en lo que se conoce como DSM o Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales. Dichos trastornos pueden ir desde el insomnio, las fobias, retraso mental, enuresis, hasta trastornos sexuales, del estado del ánimo , trastornos psicóticos y esquizofrenia. Lo que quiere decir que todos son del campo de acción de ambos profesionales, lo que determinará adónde acudir es quizás, la fase en que se encuentre el trastorno y la gravedad del mismo, además de las particularidades de cada profesional, pues un psiquiatra puede ser psicólogo al mismo tiempo o terapeuta familiar, por ejemplo. Para ilustrar, un paciente con un trastorno del estado del ánimo (depresión por ejemplo), puede ser atendido por el psiquiatra y el psicólogo en conjunto, o por uno de los dos, y en algunos casos, por el neurólogo. Lo importante es que la persona reciba el tratamiento ya sea farmacológico y/o psicoterapeútico según requiera la situación.

Asimismo, podemos agregar que dificultades menores, tales como conflictos personales, de interrelación, etc. y que no requieren medicación, pueden ser tratados por los psicólogos y terapeutas especializados tales como terapeuta sexual, familiar, de pareja, etc.

martes, 15 de junio de 2010

CUANDO ACUDIR AL PSICÓLOGO

Lic. Wendy De La Cruz
La mayoría de las personas acude al psicólogo o a la psicóloga cuando siente que ya no puede controlar la situación en la que se encuentra, ya sea un problema personal, familiar o laboral, esta experiencia no es para todos/as igual. Algunas personas encuentran chocante o curioso el hecho de tan solo escuchar comentar a alguien que está recibiendo ayuda psicológica. Otras personas al sugerirles que deben buscar ayuda psicológica se muestran resistentes o reaccionan negativamente dando diversas explicaciones.

En primer lugar queremos discutir aquí cuán verdaderos pueden ser estos argumentos y luego explicar algunas razones concretas que deben llevar a la búsqueda de ayuda psicológica en niños, adolescentes y adultos.

En varias ocasiones hemos escuchado la siguiente afirmación “yo no estoy loco /a para tener que ir al psicologo/a” nada más lejos de la realidad. Las personas que acuden al psicologo o a la psicologa no están locos, ni nada que se le parezca. En el argot popular, se utiliza la palabra “loco” para describir a una persona que no tiene contacto con la realidad. La gente busca ayuda psicológica porque tiene dificultades que no logra solucionar de manera exitosa. Son comunes los problemas de pareja, conflictos familiares, dificultades en el empleo o los estudios y el deseo de tener una autoestima más sólida. Algunas personas acuden porque no han podido aceptar adversidades pasadas como rechazos amorosos o algún evento traumático ocurrido en la niñez. En otras palabras, son gente como usted o como yo, que no han podido lidiar de manera exitosa las vicisitudes de la vida. En terapia se buscan alternativas que el paciente no había considerado o no sabía utilizar. Por lo tanto, ir a terapia no es hablar de locura sino más bien buscar la forma de llegar a obtener salud mental y emocional. Estudios clínicos han demostrado que la psicoterapia es una estrategia poderosa de cambio para mucha gente.

Otro argumento utilizado más bien en personas del sexo masculino es que buscar ayuda psicológica implica admitir que se es débil y que no será digno de respeto de los demás. Nada más equivocado. Este es el reflejo de nuestra cultura predominantemente machista cuyos mitos representan la idea de que los hombres son fuertes, no pueden sufrir miedos, tristezas o que no se pueden equivocar o dejarse guiar. Como podemos ver es esto una grandísima mentira ya que los hombres al igual que nosotras las mujeres tienen sentimientos y emociones. Como seres humanos las experiencias negativas o traumáticas pueden doler mucho y hacerles sentir solos, perdidos o angustiados. Es importante proceder sabiamente y reconocer que se es un ser humano y se necesita ayuda profesional para fortalecerse y seguir adelante descubriendo lo mejor de sí mismo.

Otra explicación o excusa que se utiliza con frecuencia es pensar que los eventos ocurrieron cuando se era niño o niña, con el paso del tiempo se les resta importancia o que anteriormente se actuaba de tal o cual manera y los mayores de hoy no sufrieron traumas. Es cierto que hay niños que tienen la capacidad de superar fácilmente ciertas adversidades de la vida, pero no todos somos iguales, la niñez es una etapa durante la cuál la persona es muy vulnerable a las adversidades y estas pueden influir seriamente en la personalidad y en la visión de la vida. El dejarlo todo al tiempo no ayuda a mucha gente a superar sus problemas. Al contrario, les hace perpetuar y magnificar el dolor. Es preciso darse cuenta de que buscar ayuda psicológica es abrirse paso y descubrir nuevos senderos hacia el crecimiento y bienestar personal, es luchar por obtener una mejor calidad de vida.

En el caso de los adolescentes, son los que más resistencia hacen a la terapia, quizás porque esto puede significar para ellos/as el establecimiento de una norma más. En esta etapa es difícil para ellos/as lidiar con la búsqueda de independencia y las normas establecidas por sus padres, los cuales pierden poco a poco la calma. Es importante que los padres aprendan a aceptar los cambios que sus hijos/as van sufriendo y que los hijos/as se sientan comprendidos y no rechazados/as. Esto no siempre se consigue y en ocasiones tanto los padres como los hijos/as necesitan orientación y apoyo. En cuanto a los problemas de conducta de los y las jóvenes es muy importante consultar a tiempo, antes de que los comportamientos inadecuados se hagan más complejos y se generen conductas más difíciles de modificar.

En el caso de las dificultades de aprendizaje, la detección y el tratamiento oportuno de los mismos hace la vida más fácil a padres, alumnos y profesores. El fracaso en la lectura o la escritura puede tronchar otras actividades comunes de la vida. Es vital que se evalúe de donde provienen esas dificultades para poder manejarlas con las herramientas y medios necesarios. No se logrará nada con presionar al niño/a amenazarle u obligarle a que trabaje el doble. Es muy importante saber si el niño no quiere, no puede o necesita una pequeña o gran ayuda, si está pasando por un momento difícil, o tienen problemas con los compañeros o profesores existe una serie de motivos que pueden estar afectando el desenvolvimiento normal de un niño/a en la escuela. Cuanto antes se diagnostique las dificultades en estas áreas más pronto el niño/a podrá afrontar los aprendizajes posteriores.

En cuanto a los problemas emocionales en los niños/as podríamos pensar que algunos problemas no son importantes por el hecho de que todos hemos pasado por algo semejante y seguimos adelante. Pero, como dije anteriormente, no todos los niños pueden ser capaces de manejar con éxito sus vicisitudes, ni tienen las mismas estrategias. Muchas veces sufren en silencio o se sienten mal y se comportan en consecuencia sin saber que es lo que les está pasando. No siempre que existe un problema se tiene la suerte de saber cuál es.

En cuanto a los adultos muchos acuden a consulta cuando han fracasado todos los intentos que ellos mismos han hecho mejorar, esto puede ser bueno para la terapia porque implica que la persona tiene muchas ganas de mejorar y realmente esta convencido/a de lo que quiere. Otras personas acuden porque se han sentido obligadas, en estos casos la terapia puede ser más compleja, pero a medida que se van poniendo en práctica las técnicas terapéuticas, el paciente mejora y se siente con más fuerza para seguir colaborando. No hay que tener miedo a consultar por pensar que eso que nos preocupa no es verdaderamente importante, lo que para unos es grave, para otros son aspectos de la vida con los que hay que convivir y que no se pueden cambiar. Lo importante es lo que vive que cada uno/a y la necesidad que cada persona tiene de sentirse mejor.

miércoles, 9 de junio de 2010

NIÑOS Y NIÑAS

Patrones conductuales de niños y niñas de 6 a 12 años afectados por duelo en la provincia de Azua.
Licda. Maritza Espinal Cruz

El duelo como temática, pertenece al campo de la ciencia humana y de la ciencia psicológica en términos particulares, representa un campo importante de estudio que generalmente es muy poco explorado y tratado por profesionales de área e investigadores.

La Licda. Maritza Espinal define el concepto de duelo, en su tesis de master en Psicología Clínica, como el resultado de una crisis derivada de la pérdida de un ser querido y vivida por las personas que le sobreviven con independencia de las características culturales y socioeconómicas de los/as implicados/as, que desencadena una serie de sintomatologías (físicas, psicológicas y sociales de intensidad y duración variable).

Los trastornos conductuales que se producen a partir del duelo en niños/as entre 6 y 12 años, en gran medida se convierten en `problemática social, máxime cuando de toda conocedora del tema es sabido que los tratamientos que le dan no ayudan mucho a mejorar su situación.

Por las observaciones de duelo que se han hecho en niños/as, las principales manifestaciones se expresan en:

-Recurrencia frecuente de pesadilla.
-Bajo rendimiento.
-Aislamiento.
-Alteraciones en los hábitos alimenticios.
-Depresión.
-Negación.
-Sentimiento de culpa.
-Hiperactividad.
-Agresión.
-Idealización.

Hemos observado que el duelo se maneja en nuestra cultura de manera inadecuada donde los adultos suelen inhibir la expresión sana de los sentimientos de los niños/as transmitiéndoles mensajes como estos:

Tu papa se fue al cielo
Tienes que ser fuerte.
Recuerda que eres el hombre de la casa.
Tu mamá se fue a un largo viaje.
A las personas buenas como tu padre, Dios las manda a buscar.

El profesional que trabaja duelo debe propiciar un ambiente de confianza en que la persona sea capaz de vivir su propio proceso.

-Tomado de la tesis de Grado de Maestría en Psicología Clínica e Investigación de la Licda. Maritza Espinal-


Imagenes de actividades realizadas por el CIP

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